Los Centros Forenses, un gran salto en la investigación penal
Con su mirada muy cerca del microscopio, la laboratorista analiza unas finas láminas de órganos y tejidos. Ella busca descubrir algún indicio sobre qué causó la muerte de una persona en un hecho violento.
Este es uno de los servicios que ofrecen los laboratorios de Histopatología de los ocho Centros de Investigaciones de Ciencias Forenses (CICFs) de la Fiscalía General del Estado en el país.
Estos centros se encuentran en Manta, Santo Domingo, Ambato, Machala, Loja, Nueva Loja, Esmeraldas y Cuenca. Estas ciudades fueron escogidas considerando la incidencia de los delitos, además de su ubicación estratégica.
Con esta red de Centros Forenses, la Fiscalía impulsa la investigación científica del delito, a través de sus laboratorios en Histopatología, Química y Biología forenses.
Cada uno de estos laboratorios están equipados con tecnología moderna y atendido por expertos capacitados en ciencias forenses.
Allí se hacen pericias científicas de las evidencias encontradas en el cuerpo de la víctima y/o en el lugar de los hechos.
Así al laboratorio de Histopatología forense llegan, por ejemplo, muestras de corazón, hígado, cerebro, pulmón, hipotálamo, piel, diafragma, huesos…
Según Laura Villavicencio y Verdy Cedeño, médicos forenses de los CICFs de Manta y de Santo Domingo respectivamente, se toma todo lo necesario del cuerpo de la víctima para confirmar las sospechas que surgen durante la autopsia.
De las muestras se hacen cortes hasta volverlas láminas que se colocan en placas para analizarlas y encontrar algún tipo de lesión.
Glenda Santillán, laboratorista de Histopatología del CICF de Santo Domingo, explica que, por ejemplo, ante la presunción de que la víctima murió por envenenamiento se buscan posibles daños en el hígado o en el riñón causados por una insuficiencia renal.
Para analizar sustancias incautadas
En el laboratorio de Química forense se examinan desde muestras de orina o sangre para determinar alguna intoxicación de una persona hasta sustancias incautadas en operativos como cocaína, heroína y otras.
Nelly Núñez, coordinadora de Química forense del CICF de Santo Domingo, explica que se hacen observaciones con equipos de laser o luz ultravioleta o infrarroja, dotados de bases de datos mediante las cuales se pueden comparar las características.
Desde hace tres meses, en el CICF de Santo Domingo de los Tsáchilas también se hacen pericias de explosivos, debido a cantidad de material incautado en esta provincia. Se suman insumos como ácido sulfúrico, hidróxido de sodio, pergamanato de potasio, solventes y otros.
En licores presuntamente adulterados se buscan sustancias extrañas, añadidas natural o artificialmente, para dar mayor volumen a la bebida alcohólica. Una esas sustancias es el etanol, altamente tóxico.
Según Núñez, también se ayuda dentro de una investigación a establecer si un procesado por tenencia ilícita de drogas es consumidor o tráfico.
En casos de agresiones sexuales y físicas, al laboratorio de Biología llegan prendas de vestir con manchas de sangre o fluidos corporales, cabellos, residuos de piel… son las evidencias que se analizan en el laboratorio de Biología. Esos análisis se comparan con los de las muestras tomadas de los presuntos responsables de delitos como violaciones y homicidios.
Igual que en los laboratorios de Histopatología y Química forenses, aquí las evidencias son registradas mediante fotografías y códigos, como una forma de garantizar la cadena de custodia.
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Autopsias ahora en condiciones dignas
Con los Centros Forenses también se apunta a un tratamiento digno de los cadáveres de las personas que fallecieron en hechos violentos al realizar las autopsias en las amplias salas de Tanatología.
Los médicos forenses cuentan con instrumental quirúrgico adecuado, además de manuales y protocolos. En este lugar, el ambiente es limpio, ordenado, con suficiente iluminación natural y sistema de purificación de aire. Esto contrasta con las condiciones deplorables de la mayoría de morgues del país administradas por municipios, Policía y otras instituciones. En muchos casos las autopsias se hacen en el mismo cementerio y en espacios abiertos.
En el centro de la Sala de Tanatología está una cama de acero inoxidable sobre la cual los tres expertos colocan el cuerpo para la autopsia. Están provistas de un sistema de abastecimiento y desfogue de agua. Además, cuentan con dos áreas de preservación de cadáveres.
Además, cuentan con dos áreas de preservación de cadáveres. El CICF de Manta, por ejemplo, tiene un espacio para ocho cuerpos y otros para 16. En este último permanecen aquellos con alto riesgo de infección.
Cada autopsia toma alrededor de tres horas. Laura Villavicencio, médico forense del CICF de Manta, “un cadáver se vuelve parte del proceso porque posee evidencias materiales y debe investigarse de manera exhaustiva para determinar responsabilidades sobre la muerte de víctima”.
Esas evidencias múltiples van desde las prendas de vestir, fluidos, huellas, fibras…, aparte de los diferentes órganos, cuyas muestras son extraídas para las pericias en los laboratorios. Con los resultados se elaboran los protocolos de autopsias, con el diagnóstico definitivo de la causa y manera de muerte.
Los informes de los Centros Forenses son pruebas irrefutables
Fiscales y jueces coinciden en que los informes elaborados por los especialistas de los CICFs son contundentes, incluso irrefutables. Esta convicción se sustenta en que son realizados por personas plenamente capacitadas por su nivel académico y experiencia, además de respaldarse en tecnología moderna.
Esa credibilidad en los expertos se respalda además en su acreditación ante el Consejo de la Judicatura. Incluso, tras el pedido de pericias que reciben del fiscal de un caso, ellos asumen el papel de peritos.
Otra ventaja es la agilidad procesal, ya que antes de contar con los CICFs resultaba complicado cumplir con ese principio.
Vicente Párraga, fiscal provincial (e) de Manabí, recuerda que antes había que trasladar a los peritos desde Quito o Guayaquil hasta para analizar sustancias incautadas al igual otras evidencias y muestras.
A diferencia de eso, ahora la fiscal Irma Bosques recurrió a los servicios del Laboratorio de Biología del Centro Forense de Santo Domingo. Pidió un análisis científico de muestras tomadas de una niña de 13 años, víctima de violación, y del acusado.
El informe de esas pericias se adjuntó como parte de las pruebas de Fiscalía. Convencidos de esos resultados, el 19 de mayo del 2014, el Tribunal Penal de la Corte Provincial de Santo Domingo de los Tsáchilas sentenció al autor de la violación a 20 años de reclusión.
De esta forma se consigue que estos y muchos otros casos queden en la impunidad en el país.