La genética forense, una herramienta decisiva para la investigación penal

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De la casa de la familia Logro-Choloquinga desaparecieron tres niños: la primera de siete años, el segundo de cinco, y el más pequeño, de tres años. La familia denunció el hecho el 20 de agosto del 2013 y la Fiscalía abrió una investigación para buscarlos.

12 días después, a una cuadra de la casa de los niños, ubicada en Nueva Aurora, un barrio de la periferia del Sur de Quito,  una mujer le prendió fuego a un cartón que emanaba un olor a muerte. Pensó que se trataba de algún animal en estado de putrefacción, sin embargo, al apagarse las llamas, encontró un cuerpo humano, cortado en partes…

A un mes de abierta la investigación, se encontraron huesos humanos en el parque Las Cuadras, de la parroquia Quitumbe. A dos semanas de este hallazgo, en la quebrada del mismo parque, se levantaron otras osamentas con prendas de vestir en ellas.

Los restos humanos, encontrados en las tres escenas distintas, fueron cotejados con las muestras genéticas del matrimonio Logro-Choloquinga. 96 días pasaron para comprobar que estas osamentas eran de los niños desaparecidos. Septiembre del 2014, el caso continúa en indagación previa en la Fiscalía.

Ese estudio de ADN, que es la molécula genética que define la fisonomía y otros  rasgos de cada persona, realizado en el laboratorio de ADN de la Fiscalía General del Estado, fue determinante para direccionar la investigación de este caso.

Esta herramienta de investigación es parte de la Genética Forense y sus resultados son aplicados en el área judicial,  sea para identificación de paternidad, en delitos sexuales, contra la vida o para la identificación de restos humanos de personas desaparecidas.

Los vestigios biológicos que se analizan son: la sangre, el cabello, la saliva, la piel, el esperma, las osamentas, los  fluidos corporales en restos humanos o en personas vivas.  

También  un estudio de ADN realizado a las manchas de sangre encontradas bajo una piedra, así como a las que quedaron depositadas en el vehículo que transportó por última vez a Karina del Pozo en febrero del 2013 facilitaron la investigación  para encontrar a los tres responsables de la muerte de la joven. Ahora ellos enfrentan una pena 25 años de prisión.

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María Elisa Lara, analista forense del laboratorio de la Fiscalía, explicó que el laboratorio de ADN se creó por la necesidad de Ecuador de contar “con una entidad pública para realizar la investigación científica del delito mediante pruebas genéticas”. 

Desde el punto de vista jurídico, Paola Solís, coordinadora de la Fiscalía Especializada en Investigación de Personas Desaparecidas, manifestó que “los análisis de ADN, dentro de la investigación de desparecidos son muy importantes, sobre todo en lo que respecta a cadáveres de personas no identificadas.

Sin embargo, Solís aclara que “el ADN, no necesariamente constituirá única prueba durante un proceso investigativo,  puesto que existen otros elementos de convicción que determinarán la responsabilidades”.

Existen casos que se resuelven, a través de las muestras de ADN, en conjunto con  la cooperación internacional, como el de la masacre de Tamaulipas, México,  una matanza de más de 70 personas sucedida en agosto del 2010.

“Nuestro trabajo fue ir a las zonas donde presumiblemente se encontraban los familiares de las víctimas para establecer sus perfiles genéticos. Luego fueron cotejados con ayuda de la Procuraduría de México” y se identificó a cinco ecuatorianos, precisó María Elisa Lara.

En este sentido, Gustavo Penacino, consultor de la Sociedad Latinoamericana de Genética Forense (Slagf), durante las jornadas anuales que  sobre esta especialidad médica se efectuaron en Ecuador del 7 al 9 de septiembre,  calificó como  “decisiva” la utilización de este tipo de análisis, en la búsqueda e identificación de personas  desaparecidas, así como en otros hechos delictivos.

“En los últimos 20 años, la investigación judicial cambió con las pruebas de ADN, que permiten identificar con certeza la procedencia de una mancha biológica. La Genética Forense surgió como una área que ayuda a la justicia a resolver hechos delictivos”.

Con el tiempo, mientras la delincuencia perfecciona sus tácticas criminales, las instituciones encargadas de investigar delitos, como la Fiscalía, se apoyan en la Genética Forense y los análisis de ADN,  para plantear procesos ante las cortes de justicia.

En Ecuador, según lo establece el artículo 195 de la Constitución de la República, el Sistema Especializado Integral de Investigaciones, Medicina Legal y Ciencias Forenses es dirigido y coordinado por la Fiscalía General del Estado.

De acuerdo con Galo Chiriboga Zambrano, fiscal General, “con la implementación del Laboratorio de ADN en el 2010 y tomando en cuenta que la cobertura de nuestro laboratorio es a nivel nacional se han estudiado un promedio de 4000 casos forenses  con más de  24000 perfiles genéticos tipificados”. 

Enfatizó que desde el inicio de su administración, en julio del 2011, en la Fiscalía ecuatoriana  se impulsa el avance tecnológico y científico en la investigación preprocesal procesal penal, así como la implementación de técnicas validadas internacionalmente y en  la capacitación de los funcionarios,  dentro y fuera del país.

Para identificar a víctimas y desaparecidos

En América Latina,  la necesidad de identificar personas desaparecidas se incrementó a raíz de hechos relacionados con desastres naturales, dictaduras, desaparición de personas, guerrilla, narcotráfico, organizaciones criminales y paramilitares. Depende del contexto histórico-político-social de cada país.

Por ejemplo, en Argentina, la dictadura militar que gobernó ese país entre 1976 y 1983,  dejó como resultado miles de personas desaparecidas,  “hecho que impulsó el uso de pruebas de ADN para la identificación”, aseveró Gustavo Penacino.

En México, según la explicación de Benito Ramos Gonzáles, jefe de Investigación de Genética Forense, de la Procuraduría General de Monterrey,  “a partir del 2010, el crimen evolucionó y no de manera aislada,  sino en organizaciones bien estructuradas, como es el caso del Cartel del Golfo y los Zetas”.

Vicente Rivera, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Genética Forense, aseguró que en Perú las pruebas de ADN fueron decisorias para identificar a centenares de desaparecidos como consecuencia de las acciones que se relacionaron con grupos armados como Sendero Luminoso y  el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru.

También a los que perecieron en el dantesco incendio sucedido en diciembre del 2001 en Mesa Redonda, una zona ubicada  en el centro de Lima, donde murieron cerca de 500 personas.

Todos los expertos coinciden en que las pruebas de ADN tienen un mínimo  margen de error.  “Las personas pueden estar seguras de que su caso será tratado con estándares internacionales para identificar a  la persona que les falta”.

Según Chiriboga Zambrano, en la actualidad, la Fiscalía cuenta  con personal  “capacitado que tiene equipo tecnológico adecuado para desarrollar su trabajo”. 

Esto ha facilitado la difusión  del uso del ADN como una herramienta para la investigación científica para que fiscales, jueces y usuarios del sistema judicial, optimicen su uso “permitiéndonos ser más ágiles,  eficientes y sobre todo más certeros en los resultados”, es la convicción del Fiscal General.