En segunda instancia, Fiscalía logra pena máxima agravada por femicidio
BOLETÍN DE PRENSA FGE Nº 565-DC-2023
Francisco de Orellana (Orellana), 13 de junio de 2023.- Dos de las circunstancias agravantes del femicidio son el tratar de restablecer una relación de pareja y cometer el delito en presencia de las hijas. Ángel Rafael A. G. quiso evitar que Ariana Rocío Ch. se separe de él. Como no logró convencerla, la apuñaló en el pecho delante de su hija de 9 años de edad.
Por este hecho, demostrado por Fiscalía, la Sala Penal de la Corte Provincial de Justicia de Orellana reformó la sentencia condenatoria, emitida por el Tribunal de Garantías Penales que juzgó el caso y le impuso treinta y cuatro años con ocho meses de privación de la libertad.
En primera instancia, fue sentenciado a veintidós años, debido a que los jueces no consideraron como agravante la presencia de las menores de edad en el domicilio.
Sin embargo, el testimonio anticipado de la niña fue relevante para el caso porque relató cómo su padrastro apuñaló a su madre, el 21 de julio 2022, debido a que fue testigo presencial del hecho.
Para calificar este crimen como femicidio, Fiscalía precisó a la Sala Penal que se demostró la relación de poder que el victimario ejerció sobre la víctima. Mencionó los testimonios de los dos hermanos y de la madre de la víctima. Ellos afirmaron que Ángel Rafael A. G. la encerraba en la casa, le quitaba el teléfono celular y la aislaba de su familia, para ejercer violencia física y psicológica sobre ella.
También la amenazó varias veces. Una de esas ocasiones fue el 9 de marzo de 2022, cuando le puso un arma en la cabeza diciéndole que la va a matar. Entonces, la mujer decidió pedir protección a la Policía, tramitar una boleta de auxilio y separarse del hombre.
El 21 de julio, ella estaba por salir del Orellana rumbo a El Empalme (Guayas), llevándose a sus hijas. Sin embargo, el agresor impidió su partida. La convenció para que se suba en el auto y, después de invitarlas a comer, compró un cuchillo en el mercado artesanal y las regresó a la casa.
Una vez en el domicilio, ante los gritos de la madre, la niña de 9 años –junto con su hermana de 3– se asomó a la puerta del dormitorio que estaba entreabierta y presenció el crimen.
El abogado defensor basó su teoría del caso en la afirmación del procesado: “la dejé en la casa, viva, y me fui. Después me enteré, por las redes sociales, que alguien la mató”. Sin embargo, Fiscalía volvió a precisar que el testimonio del doctor que efectuó la pericia médico-legal al procesado –aprehendido horas después del crimen– relató que Ángel Rafael A. G. le dijo: “no sé por qué lo hice”.
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