El 13 de enero de 1994, Amparo C., de 20 años, reportó el robo de un valioso reloj de la joyería donde trabajaba, ubicada en un centro comercial del norte de Quito. La dueña del local –familiar del presidente de la República de ese entonces–pidió a la joven que se trasladara hasta donde ella estaba (otro centro comercial) y –al mismo tiempo– llamó a la Policía.
Amparo acudió al llamado. Cerca de las 20:00 fue detenida –sin una orden legal y bajo sospecha de haber hurtado el reloj, por Nelson Germánico V. R. y Jorge Gustavo C. O., agentes de policía de la Oficina de Investigación de Delitos de Pichincha (OID).
La ingresaron al Centro de Detención Provisional de Quito. Desde ahí la trasladaron a la OID de Pichincha para tomarle declaraciones. Dos días después, los dos policías la torturaron –golpeándola, amenazándola de muerte y aplicándole descargas de corriente eléctrica– para obtener una declaración autoinculpatoria y resolver el caso del hurto del reloj.