‘Las Dolores’ dan su testimonio ante un Tribunal por primera vez en 11 años
Quito, 23 de octubre del 2014.- Los testimonios desgarradores fueron tan contundentes que ni los abogados de los procesados tuvieron preguntas. Incluso el juez Wilson Merino tuvo que dar un receso de cinco minutos en el cuarto día de la audiencia de juzgamiento del caso ‘Las Dolores’.
Dolores Vélez Párraga, la testigo 30 en intervenir en el juicio y viuda de Carlos Andrade Almeida, relató ante el estrado el drama que vivió el 19 de noviembre del 2003. Ese día, su esposo salió a comprar pañales para su hija, de tres meses y 18 días, y murió de 11 disparos durante un operativo policial en la farmacia Fybeca, de la ciudadela La Alborada, norte de Guayaquil.
Con la firmeza que le ha dado la lucha de 11 años por saber qué pasó con su esposo, Dolores Vélez narró que el guardia del conjunto habitacional donde vivían le alertó sobre una balacera en el vecindario. Como presintiendo lo peor, ella salió a buscar a su esposo y al llegar a la farmacia vio cómo subían los cuerpos a una camioneta. El quinto era su esposo.
Relató que a partir de allí empezó un verdadero calvario en su búsqueda porque se haga justicia por la muerte de su esposo. “Más de 11 tiros en un cuerpo, hubo maldad y ensañamiento”.
Siguió con su testimonio y dijo que “la gente gritaba, me decía vaya a la Fiscalía a poner la denuncia. Denuncié, pero nunca abrieron una indagación. Nos decían que nos vayamos a la casa a cuidar a nuestro hijos”.
Por eso, en el inicio de su intervención agradeció por estar por primera vez relatando lo que ese día sucedió ante un Tribunal.
Solo al final de su testimonio, su voz se quebró al recordar que tuvo que ser padre y madre para su hija, mantenerla a veces a costa de deudas. Pero siempre firme, porque su objetivo fue alcanzar justicia e incluso eso le fuerza hasta ser abogada.
Dolores Briones no fue menos fuerte al relatar su testimonio ante el Tribunal. Su esposo, Gime Córdova Encalada, era el mensajero de la farmacia y ese día trágico falleció. Tenía un tiro en la nuca.
Ella y su hijo, de dos años, esperaban que Gime regresara del turno de trabajo a eso de las 07:00 del 19 de noviembre. Pero una hora y media después, salieron a buscarlo en la farmacia. Hasta que al ver las gráficas captadas por un fotógrafo, ella confirmó la sospecha de que su esposo estaba entre los ejecutados en el operativo. Era el cadáver número 6.
“Cómo pueden decir que hay una veintena de niños, hijos de los policías (procesados en este caso), que sufren y que acá solo son tres. Nuestros hijos no verán a sus padres nunca más, pero ellos verán a sus padres en la cárcel o no. Nuestros hijos no disfrutarán de sus padres nunca, han marcado sus almas, tan pequeños, tan indefensos”, continuó el testimonio de Dolores Briones.
Al igual que Dolores Vélez, ella confirmó la indiferencia de las autoridades de justicia de ese entonces. “En la Corte de Justicia nos tiraban la puerta en la cara cuando reclamábamos nuestros derechos , el derecho a la vida”.
Vélez y Briones están bajo el Sistema de Protección y Asistencia a Víctimas y Testigos de la Fiscalía General del Estado.
Hasta las 10:30 de este jueves 23 de octubre, intervinieron 33 testigos en el juicio ‘Las Dolores’, que se sigue en contra de 11 personas (otros siete están prófugos) por asesinato, bajo la modalidad de ejecución extrajudicial, constitutiva en una grave violación a los derechos humanos.