Investigaciones de Fiscalía destapan cada vez más sorprendentes mecanismos usados por narcotraficantes

Guayaquil, 24 de febrero del 2015.- Nueve personas detenidas y dos toneladas de cocaína incautadas se logró en un operativo antinarcóticos, encabezado por la Fiscalía el sábado 21 de febrero, a unas 100 millas náuticas al sur de las islas Galápagos.

También se decomisaron tres boyas satelitales que fueron encontradas a bordo del buque pesquero en el que se pretendía transportar el alcaloide, presuntamente, hasta México.

Según Julio Vacacela, fiscal que encabezó la investigación del caso, este decomiso dejó en evidencia un nuevo mecanismo de evasión. Los integrantes de estas organizaciones, al advertir la presencia de las autoridades en un operativo, lanzan al mar el cargamento de droga junto con estas boyas satelitales (similares usan los pescadores para colocar carnadas en alta mar) para luego rastrear y recuperar los paquetes.

Las investigaciones y operativos liderados por la Fiscalía, a través de la Fiscalía Especializada contra la Delincuencia Organizada, Transnacional e Internacional (Fedoti), permitió que, en los 54 días transcurridos del 2015, se hayan decomisado más de 13 toneladas de droga y se desarticulado 37 organizaciones delictivas.

Durante el 2014, en el país se decomisaron 61,38 toneladas de diferente tipo de drogas y se desarticularon 496 redes de narcotráfico.

Para el fiscal General, Galo Chiriboga Zambrano, este es el resultado de la lucha liderada por la Fiscalía contra las redes nacionales y extranjeras dedicadas al narcotráfico.

Vicente González, miembro del Cuerpo de Guardacostas (Coguar, señaló que este sistema, es utilizado en distancias cortas, debido a la lentitud con que un objeto se mueve en las corrientes. “Es común que los narcotraficantes intenten deshacerse de los paquetes con droga para pasar los controles de la Armada. Pero se conoce también que arrojan al mar la droga sujetada a estas boyas que se hunden algunos metros. Luego recuperan los paquetes mediante las señales que emite el dispositivo y continúan su viaje”.

Para el fiscal Danny Vizueta, este es uno de los tantos medios utilizados por las personas dedicadas al narcotráfico para ocultar los cargamentos de alcaloide y así transportarlo fuera del país o introducirlo en territorio ecuatoriano.

Asimismo, en un operativo del pasado 20 de febrero dentro de una bodega en el sur de Guayaquil, se descubrió que estas organizaciones delictivas insisten en camuflar en el doble fondo de los contenedores. En esta diligencia se detuvo a seis personas que, presuntamente, pretendían camuflar 103 kilos de clorhidrato de cocaína.

Los fiscales aseguran que los mecanismos para tratar de que las sustancias pasen inadvertidas parecen son inagotables. El objeto más sencillo e imaginable podría ser un ingenioso medio de ocultamiento.

En los puertos y aeropuertos del país se han decomisado cargamentos, especialmente de cocaína y heroína, camuflados en latas de atún, conservas, cuadros, cajas de cartón, en el interior de zapatos, mezclados con pulpa de fruta y hasta impregnadas en prendas de vestir.

Otro método son las denominadas ‘mulas’, tanto hombres como mujeres que utilizan el estómago o partes íntimas para transportar drogas envueltas en plásticos o látex (preservativos). Además están los bultos o maletas de doble fondo.

Las investigaciones también demostraron que estas organizaciones dedicadas al narcotráfico también utilizan submarinos o semisumergibles, fabricados artesanalmente, pero con una gran capacidad de carga y autonomía para su recorrido.

Otra vía constituyen las encomiendas entregadas en los correos nacionales o sistema de courier. En estas se ha encontrado droga impregnada en sobres, láminas de aluminio y otras de caucho, envases, cosméticos o medicamentos.

De acuerdo con las versiones de los agentes antinarcóticos, los narcotraficantes han intentado envolver los paquetes con droga en papel de aluminio, creyendo que de esa forma no será detectada por el sistema rayos X en el aeropuerto o para evitar que las partículas del alcaloide sean detectadas por el Ion Scanner, un dispositivo utilizado para revisión de contenedores en el puerto marítimo.

Asimismo, intentan confundir el olfato de los canes, cuando tratan de camuflar el alcaloide con café, plomo u otro tipo de químicos. Igual son sensibles a las sustancias orgánicas, como azúcares, grasas o proteínas y a los clorhidratos.

Un ejemplo de aquello se dio el domingo 22 de febrero en la zona de carga del aeropuerto José Joaquín de Olmedo, de Guayaquil, donde los canes detectaron 528 kilos 700 gramos de cocaína que estaban ocultos en una carga de café de exportación (Gourmet Alma Lojana), que tenía como destino la ciudad de México.

Vacacela explicó que otro sistema es poder mezclar la droga con algún tipo de combustible. Aquello, por ejemplo, se detectó en un operativo liderado por la Fiscalía, el miércoles 7 de enero pasado. Ese día fueron interceptadas tres lanchas que se dirigían con el alcaloide hacia un buque en altamar. Las 11 personas detenidas en ese operativo pretendían transportar vía marítima 20 canecas con cocaína líquida mezclada con diésel desde el puerto de Manta. México sería el destino final.

“El crimen organizado evoluciona y así como ellos lo hacen, nosotros también evolucionamos. Tenemos que saber en qué están trabajando, descubrimos un método que ellos usaban y enseguida cambiar con otro tipo de método”, aseguró el fiscal Vizueta. No obstante, la Fiscalía continúa con lucha contra estas bandas delictivas.