Expertos analizaron ‘la reparación’ en casos de derechos humanos
Quito, 10 de diciembre del 2014.- El diseño de un plan de reparaciones desde el Estado para resarcir el dolor que infringió a las personas cuando se violentaron sus derechos fundamentales sería el camino para que las víctimas accedan a su derecho a la reparación y a la no repetición de lo sucedido.
Para esto, los Estados deben consultar a las víctimas de qué forma y cómo puede remediar el dolor infringido. La pregunta es necesaria ya que si los Estados no saben lo que quieren las víctimas para devolverles la dignidad que les arrebató en los procesos violatorios será difícil que las heridas se cierren.
Esta fue la conclusión a la que llegaron cuatro expertos en materia de derechos humanos de Chile, España y Ecuador en el tercer y último día del Seminario Internacional “Verdad, Justicia y Reparación”. El evento fue organizado por la Fiscalía General del Estado y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
La reparación significa tomar medidas para detener y, en lo posible, eliminar los efectos o consecuencias de la violación a los derechos humanos para que no se sigan prolongando en el tiempo. Por ejemplo, la incertidumbre y el dolor que genera la desaparición forzada podrían detenerse cuando se inicia una investigación.
Juan Pablo Albán, abogado ecuatoriano especialista en el ramo, explicó que la reparación no significa solo una indemnización económica derivada de una sentencia porque la gran mayoría de las víctimas quieren justicia.
Para lograrlo, recomendó al Estado discernir entre el daño material del inmaterial, este último el más complicado de reparar. Se debe tomar en cuenta el sufrimiento provocado a la víctima, la impotencia ante la falta de investigaciones, el daño sicológico que le causa el delito y la indiferencia de no investigar, el que los responsables de los crímenes no reconozcan lo ocurrido y oculten o cambien la información de los hechos.
El experto chileno Marco Ensignia, desde la experiencia vivida en su país en el contexto de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), habló de la reivindicación de la memoria de las víctimas. Además, de la apropiación en cerca de 250 espacios dedicados a recordar las atrocidades de la dictadura para culminar este proceso con la edificación de un Museo de la Memoria. El objetivo es fortalecer la voluntad nacional y el “nunca más”.
“El museo es un espacio de creciente significación. Las víctimas quieren que la memoria que ahí se representa esté asociada a las víctimas de la represión”, con el compromiso de fortalecer la democracia.
Por su parte, Martín Beristain, psicólogo español especialista en casos de violaciones de derechos humanos, acotó que la reparación de los daños en las víctimas serán positivas si tiene sentido para ellas.
Además, es necesario formar al factor humano, ya que “será la cara del Estado, porque debe aprender a manejar la rabia de las víctimas”. Una de las maneras es sensibilizar a sus funcionarios para trabajar en derechos humanos en cuanto a la reparación. También recomendó no burocratizar los procesos para la reparación y facilitar los mecanismos interinstitucionales para hacerlo.
La española Almudena Bernabéu, experta en temas de reparación a las víctimas, calificó como peligrosa la apropiación del discurso de los perpetradores, cuando justifican sus acciones desde el sentido de que son hechos pasados y que en la actualidad también suceden. “Es peligroso que sobre heridas abiertas se diga que hoy también se viola los derechos humanos, es peligroso cuando se equiparan o se quieren igualar con periodos de represión”.