septiembre 11, 2014
A Galo Lara se persigue por un triple crimen
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Quito, 6 de septiembre del 2014.- Él ordenó los depósitos bancarios para financiar la promesa de pago para que se cometiera el triple asesinato. También había amenazado de muerte a Carlos Llanos Avendaño, una de las víctimas. En poder de Carolina Llanos Romero, autora intelectual del crimen, se encontró un celular cuyo número estaba registrado a nombre de Galo Lara Yépez.
Estas y otras pruebas condujeron a una conclusión determinante: Lara está directamente involucrado en el triple crimen ocurrido la noche del 4 de agosto del 2011 en el recinto Balcerío, del cantón Quinsaloma, provincia de Los Ríos, Ecuador.
Carlos Llanos, su esposa Silvia Parco y su hijo, de tres años, fueron agredidos, degollados y arrojados en el río Umbe, a 200 metros de su casa, que fue incendiada y quedó reducida a escombros.
En medio de la conmoción, familiares, amigos y vecinos temían que ellos estuvieran dentro de la vivienda. Pero cinco horas después de rastrear la zona y hallar un charco de sangre, comenzó a confirmarse lo peor: que se había cometido una masacre. El cuerpo de Carlos Llanos fue localizado en el río. Al siguiente día se encontró el cuerpo de Silvia Parco flotando en el mismo río y 250 metros más abajo, el cadáver de su hijo.
En su relato que consta en los expedientes del proceso, el agente de Policía, Luis Torres, describió que el cuerpo de Carlos Llanos presentaba 18 heridas con machete. Una de estas heridas marcó una línea diagonal en su rostro. El de Silvia Parco tenía cortes con arma blanca en la yugular y el cuello del niño estaba abierto en casi 360 grados. Los tres estaban casi irreconocibles.
En el transcurso de las investigaciones, la Fiscalía develaba hechos cada vez más sorprendentes. El triple crimen se cometió por una promesa de pago de 30.000 dólares hecha por Carolina Llanos. Así coincidieron las declaraciones de los autores materiales, que constan en los expedientes.
La Fiscalía también determinó que el pago por el crimen se financió con transferencias hechas a la cuenta de Carolina por pedido de su conviviente Galo Lara.
Financió el pago acordado por el triple asesinato
Aunque, durante su comparecencia, Lara insistió en ser inocente, se determinó que él ordenó a un comerciante, a quien vendía vehículos usados, a que hiciera depósitos en la cuenta de Carolina Llanos. Estos movimientos bancarios se hicieron el 3 y 4 de agosto del 2011.
Además que estos fueron cobrados por Gilberto Gualberto Llanos Romero, hermano de Carolina y hoy prófugo. Un cobro lo hizo el 4 de agosto, por 3.500 dólares, y otro, de 5.000 dólares, al siguiente día.
Ocurrió un hecho sui géneris que involucró todavía más a Galo Lara. Desde la prisión, José Manuel Veliz, uno de los autores materiales, a través de un video, reveló que: “Quien mandó a matar a la familia de Carlos Humberto Llanos fue Carolina Llanos. El del trato fue Carlos Guaray y el que mandó la plata es Galo Lara, quien es marido de ella”.
Con base en esa y otras pruebas, el 21 de abril del 2012, la Fiscalía vinculó en el proceso a Lara.
Se sumó el testimonio de Vicente Cedeño, amigo de Carlos Llanos. Días antes de su muerte, este le había contado que Galo Lara y Carolina Llanos lo amenazaban, a través de llamadas telefónicas y en forma directa.
Una de estas amenazas ocurrió un día cuando Carlos regresaba de Babahoyo hacia su finca María José, donde, como ingeniero agrónomo, tenía cultivos de naranja y banano. De manera intempestiva, apareció un vehículo del que se bajó Lara y lo amenazó: “Ya vas a ver lo que te va a pasar porque tú sigues atrás de Carolina Llanos”.
Flavio Llanos, hermano de Carlos, familiares y amigos coincidieron en que desde hace varios años, él y Carolina, primos hermanos, mantenían una relación sentimental conflictiva. Además que las amenazas se debieron a la negativa de Carlos de acceder a las pretensiones de la mujer.
Otro hecho que involucró a Lara en el caso es que él, públicamente, reconoció su relación sentimental fuera de matrimonio con Carolina, con quien tiene hijos gemelos. Justo el día que ocurrió el crimen, la mujer estaba en labor de parto en una clínica de Guayaquil.
En los peritajes también se estableció que en poder de Llanos se encontró un celular. La mujer intentó tragarse el chip el día de su detención, pero la agente de Policía que la vigilaba la obligó a escupir. Tras las pericias se determinó que cuyo número estaba registrado a nombre de Lara.
Mediante la triangulación de llamadas se descubrió que desde esta línea telefónica hubo comunicaciones directas con José Manuel Veliz. Este, Édgar Martínez, Juan Rodríguez, Carlos Guaray y Gilbert Llanos.
Al final de la audiencia del 4 de enero del 2013, Veliz, Martínez y Rodríguez fueron acusados como autores materiales del delito y sentenciados a 20 años de reclusión mayor especial. Carolina, como autora material, comparte la misma pena.
Se escudaba en su inmunidad parlamentaria
Una y otra vez, Galo Lara Yépez insistió en su condición de inmunidad parlamentaria para cuestionar su vinculación en el proceso penal por el caso ‘Quinsaloma’. Él fue asambleísta por la provincia de Los Ríos entre el 2009 y 2013.
Esa condición de legislador le permitió ampararse en el artículo 128 de la Constitución de la República, que establece fuero de Corte Nacional de Justicia, y así evitó ser detenido. Pero no le salvó de ser vinculado en este caso.
Esa inmunidad se amplió cuando se lanzó a la relección a asambleísta en el 2013 y se escudó en el artículo 108 del Código de la Democracia. Así Lara siguió evitando ser privado de la libertad. Incluso antes, el 17 de agosto del 2012, un juez negó el pedido de prisión preventiva contra Lara.
Aún más, en diciembre del 2012, Lara fue sobreseído por el Tribunal Penal de la CNJ. Pero la Fiscalía apeló aquella resolución.
Hasta que el 2 de septiembre del 2013, la Sala Especializada de lo Penal de la CNJ, en audiencia de recurso de apelación, lo sentenció a 10 años de reclusión mayor como cómplice del triple asesinato.
Esa sentencia fue ratificada el 18 de noviembre del 2013 por el Tribunal de Casación de la CNJ. Ese día sus abogados no asistieron a la audiencia interpuesta por ellos.
Ni bien se enteró de la sentencia en septiembre, Lara huyó a Panamá. Allí solicitó y recibió asilo territorial, pero el 19 de mayo del 2014, las autoridades panameñas revocaron dicho asilo. Y el 11 de junio, la Policía de ese país lo detuvo. Ahora, en Ecuador se espera su extradición para que cumpla su pena.