El cambio histórico en medicina forense es evidente en Cuenca y la región


Gabriela Soto, perito del Laboratorio de Histopatología, efectúa el proceso de análisis de las muestras tomadas de cadáveres. 

Cuenca, 25 de octubre de 2015.- Un cuarto estrecho, vetusto, sin ventilación, con poca agua y que no contaba con equipos especializados ni cuartos fríos para conservar los cuerpos, era la morgue de Cuenca.

José Méndez, médico legista de la Unidad de Peritaje de la Fiscalía, recuerda que en esas circunstancias se realizaban las autopsias, con un alto riesgo de contraer infecciones. En las morgues no se disponía de equipos tecnológicos ni recursos médicos para precisar las causas de la muerte.

Desde febrero de 2015, esa realidad cambió en Cuenca y la región con el Centro de Investigación de Ciencias Forenses (CICF), que fue planificado, construido, equipado con tecnología y dotado de recursos humanos por la gestión de Galo Chiriboga Zambrano, como fiscal General del Estado.

El CICF de Cuenca es uno de los ocho construidos en Ecuador. El objetivo es efectuar científicamente la investigación de los  delitos, contar con pruebas irrefutables y brindar un servicio gratuito a la ciudadanía.

En  los tres pisos de sus instalaciones, el movimiento es intenso, por la afluencia de personas que requieren de los servicios del CICF y que realizan los trámites legales para retirar los cadáveres de sus familiares.

362 autopsias se han practicado de febrero a septiembre del 2015 en CICF de Cuenca. A este Centro Forense son trasladados los cuerpos de personas que en la región fallecieron en accidentes de tránsito, víctimas de la violencia (golpes, asfixia, arma de fuego o arma blanca), suicidios o quienes murieron por causas no determinadas.


El perito del Laboratorio de Biología, David Mendoza, explica a los estudiantes las pericias que se realizan con el sistema de cromatografía de gases líquidos y espectrómetro de masas.

Una de estas autopsias correspondió al cuerpo de Henry R. Al estadounidense lo encontraron sin vida el 23 de marzo pasado, en la sala de su vivienda, ubicada en el sector Tres Puentes, en el sur de Cuenca. Con las pericias se determinó que murió a causa de 47 heridas cortopunzantes de arma blanca.

Para el médico legista Méndez, el avance de la medicina legal en Cuenca y en el país es satisfactorio, porque existe una transformación en la realización de las necropsias, en espacios funcionales, desinfectados, con mesas apropiadas, iluminadas y equipadas con tecnología.

Con este criterio coincide el fiscal Provincial del Azuay, Lizandro Martínez, quien explica que en el país no había centros forenses, sino salas en donde las autopsias se hacían en condiciones insalubres en mesas de cemento y los cuerpos eran lavados con mangueras o baldes.

Esta situación provocaba que en algunos casos se pierdan las evidencias como fluidos, cabellos y otros elementos importantes para la investigación penal de los casos de muertes violentas donde se busca a los responsables.

Las pericias del CICF sirven como pruebas

La fiscal de Violencia Sexual e Intrafamiliar, Diana Novillo, indica que en el CICF se brinda el tratamiento inmediato que requieren las víctimas de casos de agresiones sexuales.

Uno de estos es el de un niño de cuatro años, que fue violado por su padre Fausto C., el domingo 28 de marzo pasado. A la víctima se le trasladó al CICF donde se le practicó el examen médico legal. Con esta pericia se estableció que el niño fue violentado recientemente y que, además, tenía secuelas antiguas causadas por otras violaciones.

Esta pericia fue una de las pruebas con las que la Fiscalía acusó y logró que el Tribunal Primero de Garantías Penales del Azuay sentencie a Fausto C. a 22 años de pena privativa de libertad.

El fiscal Martínez explica que además de las autopsias, los médicos legistas del CICF realizan la toma de muestras, pericias ginecológicas y valoraciones médicas en el caso de lesiones causadas por accidentes de tránsito, agresiones físicas, entre otras.

También en el laboratorio de Histopatología se realizan análisis científicos de muestras de órganos como corazón, riñón, lengua, hígado para revelar las causas de la muerte.

El fiscal Martínez indicó que en el laboratorio de Biología se analizan fluidos biológicos, como saliva y Proteína  P30 (líquido seminal humano), para esclarecer delitos sexuales. “Antes del CICF, las muestras se enviaban a Quito y se tardaba entre tres semanas y un mes en volver los resultados. Ahora se obtiene de inmediato”.


Los estudiantes de Derecho de la Universidad Católica de Cuenca visitaron el CICF. El médido legista, Rubén Muñoz, les explica el proceso de las necropsias.

Otro de los laboratorios es el de Química. El CICF de Cuenca dispone de un sistema de cromatografía de gases y líquidos, y espectrómetro de masas con lo que se determina el consumo de drogas mediante análisis de muestras de cabello. Ayuda también a establecer la muerte por ingesta de licores adulterados, casos de mala práctica médica y otros.

El área de radiología del CICF cuenta con los equipos necesarios para localizar fracturas, proyectiles, cuerpos extraños que estén alojados en el cadáver. José Méndez destaca que todo el proceso de la autopsia se graba y sirve como prueba en los juicios.

Al igual el fiscal Martínez resaltó que el CICF dispone de un vehículo especializado para trasportar los cadáveres de una ciudad a otra, así se garantiza que no se pierdan las evidencias.

Las pericas practicadas por los profesionales especializados que laboran en el CICF son incluidas por los fiscales en el proceso penal, para demostrar la culpabilidad de los procesados o abstenerse de acusar.

Los profesionales del CICF son peritos acreditados por el Consejo de la Judicatura y al realizar sus informes, en caso de requerir tienen que acudir a las audiencias de juicio a dar su testimonio sobre los exámenes realizados.

Para Martínez, el contar con un Centro de Investigación de Ciencias Forenses con Manuales, Protocolos, Instructivos y Formatos del Sistema Integral de Investigación, Medicina Legal y Ciencias Forenses, publicados en el Registro Oficial en agosto de 2014,  permite que las diligencias de las pericias sean ágiles, eficientes y exista resultados a favor de la ciudadanía.

En el CICF de Cuenca, cuya inversión fue de 4’000.000 de dólares, se labora de lunes a domingo y la ciudadanía no tiene que pagar por los servicios, como sucedía en algunos casos en la antigua morgue de Cuenca.