Máxima sentencia para culpable de abuso sexual

BOLETÍN DE PRENSA FGE Nº 638-DC-2019

Máxima sentencia para culpable de abuso sexual

La sentencia también incluye la entrega de cinco mil dólares como reparación para la víctima y una multa de cuarenta salarios básicos unificados al sistema de justicia ecuatoriano.

San Miguel de los Bancos (Pichincha), 18 de noviembre de 2019.- La sentencia condenatoria impuesta a Luis Amable Z. A., de 61 años, fue unánime: trece años y cuatro meses de privación de libertad.

En la audiencia de juicio, la acusación del fiscal Hugo Pérez –avalada en siete pruebas testimoniales de peritos y testigos– comprobó que el ciudadano es responsable del delito de abuso sexual, perpetrado en una niña de cinco años.

Esta pena es una de las más altas alcanzadas en este delito. El artículo 170, inciso tercero, del Código Orgánico Integral Penal (COIP) impone entre siete y diez años de privación de libertad a la persona que “en contra de la voluntad de otra, ejecute sobre ella o la obligue a ejecutar sobre sí misma u otra persona, un acto de naturaleza sexual sin que exista (…) acceso carnal”.

A los diez años de pena máxima se añadió un tercio de la pena (tres años y cuatro meses), por la circunstancia agravante del artículo 48, numeral 9, solicitada por Fiscalía para aumentar los años de prisión: haber conocido a la víctima anterioridad a la comisión del delito, puesto que el agresor es tío de la niña.

El Tribunal de Garantías Penales de Pichincha, presidido por el juez Julio Obando, valoró los testimonios del médico legal, de la psicóloga y de la trabajadora social. Los tres coincidieron, cada uno desde su respectiva pericia, en que el relato de la niña es concordante, tanto en el hecho como en el reconocimiento del agresor.

El testimonio de la madre también fue determinante y afín con las pruebas presentadas por Fiscalía. Relató que la noche del 3 de mayo de 2019, cuando volvió a su casa después de la jornada laboral, su hija corrió a ella y le contó –llorando sin consuelo– que su tío tocó sus partes íntimas más de una vez mientras colgaba la ropa en el patio. Después la besó en la boca, le regaló un bolo y le dijo que guardara el secreto.

La progenitora presentó de inmediato la denuncia en Fiscalía y, junto con la Policía, aprehendieron al ciudadano que libaba en las canchas deportivas de la parroquia, a la que viajaba los fines de semana a cuidar autos y vender bolos.

 

 

 

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