Un emotivo homenaje de la Fiscalía a las víctimas de violación de derechos humanos

Quito, 10 de diciembre del 2014.- La emotividad del auditorio rompió en aplausos. Las víctimas de violaciones de derechos humanos, sus familiares y todos aquellos que dedican su vida a que estos hechos no queden impunes gritaron desde sus memorias  que el descubrir la verdad, lograr justicia y perpetuar la historia real es indispensable. Solo se logrará que estos horrores nunca más vuelvan a suceder. 

Ese sentir invadió el ambiente del Teatro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana ‘Benjamín Carrión’, la noche de este miércoles 10 de diciembre. Allí la Fiscalía General del Estado realizó un homenaje a las víctimas en el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos.

Con efusividad, Galo Chiriboga Zambrano, fiscal General del Estado, insistió que “no estamos solos. El sufrimiento silente de las víctimas nos acompañan todos los días y de ellas nos viene la fuerza y esperanza para luchar por sus derechos”. Lo dijo dirigiéndose a Natasha Reyes, hija del dirigente estudiantil Milton Reyes que fue torturado y muerto en 1970.

A nombre de las víctimas y sus familias, Reyes agradeció al Fiscal General por el mural ‘Grito de la Memoria’, que se entregó a la ciudadanía. “Porque obras como estas nos recuerdan que la vida humana es el valor más importante que se puede proteger, ya que nada justifica la violencia”.

Insistió que es necesario que el Estado y las instituciones trabajen en conjunto para prevenir y sancionar los delitos de lesa humanidad. “No podemos seguir impávidos”.

Reyes aprovechó para hacer un llamado a las autoridades para que las sentencias en casos de delitos de derechos humanos sean históricas. También expresó que es necesario comprender la diferencia entre perseguir un delito y perseguir una idea. “Nadie puede morir por perseguir una idea, nunca más”.

“Es mejor construir espacios de vida que de muertes violentas.  Este mural suma voces humanas que no quieren más torturas ni violaciones”, enfatizó Natasha Reyes.

El mural restituye la memoria  de quienes fueron torturados, asesinados y sus cuerpos fueron encontrados en barrancos o en  lugares clandestinos

Chiriboga Zambrano atizó ese grito que clama justicia y verdad porque antes las víctimas no habían tenido la oportunidad de contar sus historias.

Por eso, el mural ‘Grito de la Memoria’ resignifica la memoria de las víctimas de violaciones a los derechos humanos como una herencia transmitida a las nuevas generaciones para que, a través del arte, conozcan las dolorosas secuelas de estos crímenes.

Por eso el Fiscal General entregó el mural a Quito, a través del alcalde Mauricio Rodas, y a la ciudadanía en general. El objetivo es generar un compromiso de la ciudadanía y de las autoridades en defensa de los derechos humanos, “por  la memoria de hombres  y mujeres  que hicieron posible que se viva con un compromiso de reparación para evitar que esto se repita”.

Sin embargo, el trabajo de investigación y judicialización de estos casos no serían posibles sin la lucha de las víctimas por no perder la memoria de los hechos “sin la lucha de las víctimas, familiares, sin ellos no es posible la judicialización”. Ante lo cual agradeció infinitamente por su decisión de no rendirse y de seguir exigiendo verdad y justicia.  

Chiriboga Zambrano, expresó que “no estamos solos. El sufrimiento silente de las víctimas nos acompañan todos los días y de ellas nos viene la fuerza y esperanza para luchar por sus derechos”.

Por su parte, Raúl Pérez Torres, presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, expresó que  este mural  define una declaración de principios, “es un coro de niños que no permite  olvidar lo tétrico de los castigos, dijo.

Para Pérez,  el mural de Pavel Égüez es un instrumento  recordatorio de las violaciones de derechos humanos y para que estas no vuelvan a suceder. “Es necesario recordar, saber narrar la injusticia, pues allí aparecen los desaparecidos que son el ejército de nuestra mente”.

Considera que este mural es un documento histórico que detalla actos que unen a los ciudadanos de varios países de América latina y hace énfasis en que cada día se defiendan los derechos humanos.

De su lado, Carlos Berinstain, psicólogo español experto en memoria colectiva, reparación social y derechos humanos, precisó que “la obra de Pavel Égüez es una memoria que dialoga con la gente porque no es una historia acabada, sino es el relato de la historia actual. Por ejemplo ahí están las Madres de la Plaza de Mayo, el caso de la desaparición de los 43 jóvenes de Ayotzinapa, México….” 

“El valor del mural ‘Grito de la memoria’ es traer al presente lo vivido, para que no vuelva a suceder  lo que pasó”, concluyó.

Entre tanto, Gabriela Rivadeneira, presidenta de la Asamblea Nacional, aseguró que “es responsabilidad de los Estados y de los pueblos gritar la memoria y es un motivo de alegría y de orgullo que los espacios públicos se llenen de esos gritos”.

Ante cada uno de estos discursos, el público que copó el teatro de la Casa de la Cultura aplaudió en agradecimiento a este homenaje.