Marcelo P. es condenado a 26 años de prisión por femicidio
BOLETÍN DE PRENSA FGE Nº 958-DC-2022
Quito (Pichincha), 21 de diciembre de 2022.- Wilson Marcelo P. Ch. fue sentenciado a veintiséis años de privación de libertad, la noche del 19 de diciembre de 2022. Fiscalía demostró que es el autor del femicidio de su exconviviente, Abigail Y.
Andrea Rosales A., fiscal especializada en investigar delitos de Violencia de Género, llamó a más de diez testigos a comparecer ante el Tribunal de Garantías Penales de Pichincha, en la audiencia de juzgamiento.
Una década de violencia
El grupo de testigos que pertenecen al entorno familiar de Abigail coincidieron en que la mujer fue objeto de violencia intrafamiliar durante la convivencia que mantuvo con el femicida. Tras aproximadamente diez años de malos tratos –y luego de una golpiza que recibió de Marcelo, veinte días antes del crimen—, Abigaíl decidió denunciar, tramitar una boleta de auxilio y separarse del hombre.
Pero él no respetó esta decisión. Desde el día anterior al femicidio, el victimario mantuvo en asedio constante a su víctima, al extremo de vigilarla desde el techo de la vivienda, según el testimonio de la tía de la mujer.
El 21 de marzo de 2022, día del femicidio, Abigail estaba en el local de comida costeña ubicado en Solanda (sur de Quito), donde había empezado a trabajar. Marcelo se presentó en el lugar y la mujer llamó al ECU 9-1-1 —desde un teléfono celular que pidió prestado a su amigo— para que lo retiraran del lugar.
Los agentes policiales acudieron y Marcelo salió del local, pero no se fue del sector. Esperó a que se quedara sola en el restaurante para entrar y atacarla: la atacó con un objeto punzocorante y acabó con su vida.
El amigo de la víctima, que se había ido a trabajar en su taxi, regresó al poco tiempo y miró la puerta enrollable cerrada y también a Marcelo “cerca del lugar y asustado”. En la noche pasó nuevamente por la zona y al ver a la Policía se enteró de lo sucedido, indicó en su testimonio.
Pericias científicas
Gracias al grupo de testigos y de peritos que practicaron experticias científicas –genéticas, biológicas, de entorno social y autopsia psicológica– se pudo ubicar técnicamente al agresor en la escena del crimen y revelaron el grado de violencia psicológica, física, sexual y patrimonial a la que sometió a la víctima durante los años de convivencia.
El perito forense en genética y biología molecular, al explicar su informe a los jueces, dijo que el perfil genético del procesado estaba presente en fluidos biológicos detectados en la ropa de la víctima y también en la escena del crimen.
La experta que elaboró el informe de autopsia psicológica relató el círculo de violencia que sufrió la víctima por parte de Marcelo P., así como la afectación en el autoestima, alteración del estado de ánimo con cuadro de estrés agudo y ansiedad generalizada.
El agresor —que fue detenido días después— negó su autoría y habría dicho que Abigail le invitó a comer y, sin razón alguna, le lastimó la pierna con un cuchillo pequeño. En efecto, un médico del hospital de Pujilí (Cotopaxi) atendió las heridas de Marcelo al siguiente día de perpetrado el femicidio. Dichas heridas, para Fiscalía, pudieron ser provocadas por la víctima al tratar de defenderse.
“Marcelo P. dio muerte a la víctima, como resultado de las relaciones de poder que ejercía sobre ella”, dijo la Fiscal ante el Tribunal Penal, una vez que presentó toda la prueba para sustentar su acusación.
En su resolución oral, los jueces impusieron una multa de 1.000 salarios básicos y una reparación integral de 20.000 dólares para las víctimas colaterales: tres niños que se quedaron sin madre como consecuencia de la violencia femicida.
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