En el cantón Tosagua (Manabí), la noche del 8 de diciembre de 1992, Gustavo Washington Hidalgo intentó ingresar a una fiesta en el sector de Las Palmas. Los organizadores del evento llamaron a la Policía, que –después de someterlo– lo arrastró 400 metros hasta el retén, donde fue víctima de torturas que habrían producido su muerte.
La autopsia determinó que falleció por traumatismo cerrado de abdomen, shock hipovolémico y hemorragia aguda interna. La pericia de exhumación evidenció la existencia de fracturas en las costillas y en el cráneo.
La causa fue reabierta por recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por tratarse de un caso de graves violaciones a los derechos humanos que se encontraba en la impunidad.